El silbato final de Anton Frolov detuvo este fascinante partido cuando la pelota estaba en los pies de Kirill Panchenko.
¡Ahí radica el verdadero simbolismo! Kirill Viktorovich, quien pasó al trabajo de entrenador, en los minutos compensados, una y otra vez, se encontró en el área penal de otra persona, ayudando a sus jóvenes socios a jugar.
El partido en sí fue dictado por los Dinamo y terminó con una gran victoria con un marcador de 4:0.
En la primera mitad, los tiros precisos de Maxim osipenko y Yaroslav gladyshev pusieron el encuentro en los rieles blancos y azules. Tras el descanso, se destacaron Luka gagnidze y Dmitry skopintsev de penalti.